miércoles, 11 de marzo de 2015

Entrevista a Daniel Arroyo, Diario Popular de Olavarría

"El clientelismo tiene menos efecto del que parece a la hora del voto"

Quien ocupó los ministerios de Desarrollo Social en los gobiernos de Néstor Kirchner y Daniel Scioli hizo una lectura de las políticas sociales de los últimos 12 años. "El Gobierno tiene un mal diagnóstico social", subrayó. Además, conceptualizó el estado de la Argentina con el avance del tráfico de drogas.
El licenciado Daniel Arroyo brindó una entrevista a EL POPULAR donde expuso su visión sobre la gestión del área social en el país durante los últimos 12 años. Es uno de los hombres que luego de participar en la primera etapa del kirchnerismo (2003-2009), se alejó y hoy forma parte de los equipos técnicos del Frente Renovador.

"La sociedad avanzó más que la clase dirigente", consideró a la hora de hablar de clientelismo, donde ubicó al gobierno nacional. Su proyecto de combate contra las drogas y su participación en el programa "Olavarría crece con vos".

-¿Cómo evalúa las políticas sociales de los últimos años?, ¿hubo cambios?

-Desde 2002-2003, fines del gobierno de Duhalde y principios del gobierno de Néstor Kirchner, más o menos hasta 2008-2009, hay una mejora social evidente. Producto de que crece la economía, hay más políticas sociales vinculadas a la actividad productiva, al crédito, al acompañamiento a la familia, y se reduce fuertemente la pobreza, el trabajo informal y sobretodo hay como una mejora clara en lo que tiene que ver con las oportunidades para las familias en el acceso a los bienes básicos. 

Después, hacia 2009 y hasta 2011 la situación se traba un poco, producto de la crisis internacional. Ya en 2009 y en los últimos 4 años comenzó una etapa donde, objetivamente empeora la situación. Hoy tenemos 27% de pobreza, 34% de trabajo informal y 1 millón y medio de jóvenes que no estudian ni trabajan. Creo yo que en esta tercera etapa el Gobierno tiene un mal diagnóstico social, no lee bien la realidad: el Indec marca que hay un 4% de pobreza, no ha visto el problema del narcotráfico. El Gobierno hizo su inversión y tuvo 10 meses la Sedronar vacante. Junto con el empeoramiento de la situación social, se ha dado como una mala lectura, mal diagnóstico por parte del Gobierno y que eso obliga a encarar otras acciones y otras políticas en los próximos años.

-¿A qué se debe el mal diagnóstico? 

-Claramente no es una cuestión de recursos, ha habido un avance fuerte en el tema de recursos económicos para la política social. En 2013 se destinaban 4.000 millones, hoy son 75.000 millones. Me parece que hubo un avance importante por el lado del clientelismo, pensar la política social de manera sectaria. "A vos sí que sos amigo mío, a vos no, si no me da bolilla se lo saco, le doy el alta". Ha habido todo un tema de vuelta a la discrecionalidad del clientelismo, y también me da la impresión de que el Gobierno ha perdido el olfato de lo que pasa en los barrios, de vivir la vida cotidiana. Cuando uno se encierra mucho en la gestión y todos le dicen lo que quiere escuchar, va perdiendo la noción de lo que pasa en realidad.

-En materia de políticas sociales, ¿qué es el asistencialismo?

-La asistencia consiste en dar y compensar lo básico. Una persona que necesita comer tiene que ir a un comedor y ser asistido. La asistencia es un tipo de política social razonable que apunta a compensar lo básico. El asistencialismo es cuando se transforma en un sistema permanente. Cuando toda la política social es dar cosas. Y el clientelismo se da cuando eso busca un interés político. "A vos te doy porque me vas a votar". Yo creo que fue girando para ese lado el Gobierno.

-¿En qué momento es posible disociar objetivos políticos personales de las tareas de las políticas sociales? 

-Está claro que cualquier político quiere ser querido y ser votado y que busca tener el mejor feeling con la sociedad. Ahora hay que distinguir lo que son derechos de lo que son políticas de asistencia. Las personas tienen derechos y allí hay una obligación del Estado. La asignación universal por hijo es un derecho. No importa el partido, toda familia que tiene hijos menores de 18 años tienen una base de arranque.

Cualquiera se puede tentar claramente con que eso le genere un rédito político. Eso es, yo diría, válido. Lo que me parece es que la sociedad avanzó más que la clase dirigente y que les dice a los dirigentes lo que quieren escuchar. Toman todo, pero después tienen mucha autonomía. El clientelismo tiene menos efecto del que parece a la hora del voto o el pensamiento que se construye.

-Usted también ha hablado del problema del narcotráfico, ¿qué puede decir de ese tema?

-Es como más grave aún, ha tenido una evolución bien complicada. Tiene cuatro etapas en general y la Argentina ya está en la tercera. La primera es el aumento de las adicciones, en el país han crecido el alcohol y el consumo de distintos tipos de drogas, se ha instalado la cultura de que "un poco no hace mal", se entiende que se puede entrar y salir con facilidad. Y empeoró la atención de adicciones: hoy en la Provincia los centros de prevención, de atención y acompañamiento están desfinanciados. Como el Estado no paga, las instituciones atienden sólo a chicos que tienen obra social o prepaga.

La segunda etapa es cuando el que vende droga se transforma en un nuevo sujeto social. En un barrio se hace un mapeo y encontrás al docente, al jubilado, el gasista y el proveedor que vende droga. Y gana más que el resto, eso altera toda la ecuación en los barrios. Esa segunda etapa ya se ha consolidado en la Argentina también. Un pibe a todo furor va a ganar 4.000 pesos trabajando, el que vende droga hace eso en pocos días.

Hay una tercera etapa que sólo se da en lugares como Rosario, el Conurbano bonaerense, algunos lugares de Córdoba, donde el narcotráfico domina parte del territorio. Estos barrios son del grupo "tal". Allí hay conflictos territoriales. No es así todo el país, pero que va creciendo. 

También hay una cuarta etapa, que no se da hoy, y tenemos que hacer lo posible para que no se dé: cuando el narcotráfico financia al sistema político. Es el caso en parte de México. Yo creo que cuando el Papa alerta sobre esa situación está diciéndonos "ojo, porque ahí domina toda la esfera pública".

Mi impresión es que cuando las cosas van creciendo y uno no mira, se lo puede ver como un error. Cuando ya avanzan tan claramente, por lo menos algún nivel de complicidad hay por no hacer o por no tomar en serio el tema.

-¿Qué es el proyecto "Droga 0"?

-Tiene tres componentes: uno es crear 200 centros de prevención de adicciones, sobre la base de que lo primero es acompañar a los jóvenes en las escuelas secundarias, crear centros de detección, de pocas personas donde haya lugares, y sobre todo financiado por el Estado, de manera tal que si hay alguien que no tiene obra social y está en una situación de adicción, tenga donde informarse, ser acompañado y atendido. La Sedronar este año, si es que se cumple lo planeado, va a tener presupuesto para crear cerca de 18 centros.

El segundo es el tema de cortar la droga en los barrios. La propuesta es crear una fuerza de seguridad por fuera de la estructura policial con ese único objetivo. 

Y crear un sistema de derecho de primer empleo, de créditos, de mejoras en la escuela secundaria, de apoyo a los planes sociales para ir al trabajo.

El tercer elemento clave es que todos los programas sociales acompañen: una empresa que tome a un joven en primer empleo tendrá una reducción impositiva dos años. Y sobre todo armar una red de 20.000 tutores. Un cura, un pastor, un profe, las personas que van a acompañar, que van a las familias, identifican los problemas y están permanentemente.

-¿Quién puede ser tutor?, ¿qué características tiene que tener?

-El tema va de abajo hacia arriba. Uno toma un barrio, y dice ¿quiénes son los creíbles acá?, ¿quiénes son las personas que tienen legitimidad? Tal maestra, Juancito que es el profe, tal, te dicen un listado. Yo no podría ser tutor de nadie en Olavarría porque no tengo legitimidad. Una vez que sale el listado, se arma una metodología de reuniones e informes. Es una tarea rentada, lo cual implica un método.