lunes, 18 de junio de 2012

Los nuevos desafíos de la cuestión social


El siguiente artículo fue escrito para Rio+20


 
Por Daniel Arroyo*
 
12/06/2012


América Latina experimentó un importante crecimiento sostenido en la última década, que provocó una sustancial mejora en los indicadores sociales de cada uno de los países de la región. Pero, esta mirada general sobre las mejoras sociales debe complementarse con un análisis más riguroso acerca de qué nuevos conflictos y tensiones se presentan. Ese balance nos permitirá diseñar políticas más precisas para luchar contra la pobreza y la desigualdad, que aún afecta a muchos latinoamericanos.

En el período 2002-2007, la región tuvo un crecimiento sostenido del PBI, y que permitió una mejora en los indicadores sociales de pobreza e indigencia. No obstante, a partir de la crisis financiera internacional de 2008, el aumento de los precios de los alimentos, el incremento de la inflación y factores propios de las coyunturas nacionales hicieron que esta tendencia se moderara.

En cuanto a la magnitud de la pobreza, Argentina y Chile se encontrarían en un primer grupo con bajos o moderados niveles de pobreza. Brasil también logró descender los indicadores de pobreza, lo que permite ubicarlo dentro de los países con nivel medio bajo de pobreza. Pero, el problema más grave allí es la desigualdad persistente en el tiempo. Similar es el caso de México, que se destaca por los graves problemas de pobreza rural y de desigualdad. El nivel más alto de pobreza lo tienen Perú, Colombia y Ecuador, cuyos indicadores de pobreza varían entre 40 y 55 por ciento del total poblacional, como específico en el trabajo “Tendencias de los sistemas de protección social en América Latina”, publicado en 2010.

La región sigue siendo una de las más desiguales del mundo, lo que afecta el acceso a condiciones dignas de bienestar y de ciudadanía de una gran parte de la población de los países. Si bien en la última década se corrobora cierta tendencia a la mejora de la distribución del ingreso, se trata de una reducción muy poco significativa que no modifica los patrones de distribución regional, claramente inequitativos. Estas desigualdades operan en el acceso a los servicios básicos como salud y educación y a la inclusión laboral de las personas, que afecta, en especial, a los sectores pobres y de la juventud.

América Latina es una región con territorios vastos, muchos recursos naturales, talento y más de dos décadas de ejercicio de la democracia, es una región con porvenir. Depende de nosotros la posibilidad de tener sociedades más integradas en 2020. El contexto internacional, más allá de los vaivenes actuales, parece darnos una nueva oportunidad. No la podemos desaprovechar.



Desarrollo social

De esta forma, se presentan una serie de desafíos clave para los próximos años:

1. Las políticas sociales deberán poner el foco en la inclusión de los jóvenes y a la problemática en torno a su inserción y a los ejes de seguridad, trabajo y educación. Hacen falta planes masivos destinados a la capacitación y el ingreso de los jóvenes al mundo laboral, con una red extendida de tutorías.

2. En los grandes centros urbanos es donde se concentran la gran mayoría de los pobres en estos países de América Latina. Establecer miradas específicas sobre estas realidades, integrando las dimensiones de atención social, infraestructura básica, intervención policial, mercado informal de trabajo y poder judicial es una de las tareas pendientes que tiene la política social.

3. El núcleo del problema está en la desigualdad en la medida en que estos procesos achicaron la pobreza pero no redujeron de manera significativa la brecha entre los más ricos y los más pobres. Es fuente de tensión y de violencia en la medida en que genera privación relativa (brecha entre las expectativas de consumo y los ingresos reales). Hacen falta instrumentos económicos para modificar esta situación, más allá de políticas universales que puedan dotar de recursos a la población más pobre. Pareciera necesario incorporarles propuestas más estructurales en lo referido a la política económica vinculadas con procesos de reforma impositiva y análisis en torno a los sistemas tributarios en estos países.

4. El microcrédito aparece claramente como una política de reducción de la pobreza para estos países en la medida en que a los pobres que trabajan les falta esencialmente capital para renovar maquinarias y tecnologías y dar un salto de escala en el proceso productivo. El crecimiento económico que podría impactar sobre estos países en los próximos años da una oportunidad de poner en marcha políticas de este estilo en escala y muy masivas.

5. Finalmente, se observaron avances desiguales en estos países respecto de los esquemas participativos, y no se han podido consolidar mecanismos institucionales permanentes de trabajo conjunto entre Estado y sociedad civil. Con el dabate hoy instalado acerca de la universalidad y con la necesidad de descentralizar fondos de estados nacionales que concentran en exceso, reaparece la necesidad de promover instancias locales de participación comunitaria.

*Daniel Arroyo es presidente de Poder Ciudadano y ex Viceministro de Desarrollo de la Nación Argentina.