miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los desafíos de la sintonía fina

(fragmento de la nota publicada en la revista Debate, lunes 12 de diciembre de 2011)

LA CUESTIÓN SOCIAL
El “Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2011”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indicó que la Argentina forma parte del grupo de países con “muy alto desarrollo humano”, en el puesto 45°, de un total de los 187 países evaluados. Junto a Chile, son los dos únicos Estados latinoamericanos incluidos en ese rango.
En el desglose de los diferentes índices analizados, se destaca la alta tasa de alfabetización de la Argentina (97,7 por ciento), y el elevado nivel de vacunación en niños menores de un año. El informe también subraya la baja en los niveles de pobreza e indigencia producida en los últimos años. Sin embargo, enciende una luz de alerta. En el índice de desarrollo humano ajustado por desigualdad (IDHD), la Argentina retrocede 13 lugares por tener un valor menos favorable: 0,641, lo que implica una reducción del 19,5 por ciento respecto del IDH. “El principal problema es la desigualdad y no la inflación, como sostienen los sectores empresarios”, determina Yasky.
Ratificada Alicia Kirchner al frente de la cartera, en Desarrollo Social señalan que continuarán trabajando en base a dos ejes prioritarios: el fortalecimiento de las familias y la generación de puestos de trabajo. En el primer aspecto, destacan el crecimiento de las pensiones no contributivas (a los adultos mayores, personas con discapacidad y a madres de siete o más hijos), que ascendieron de 180 mil en 2003 a 1.300.000 en 2011. Y la generación de los Centros de Desarrollo Infantil, para niños de 45 días a cuatro años.
“El mejor organizador social es el empleo digno”, repite Alicia Kirchner. En este sentido, en su ministerio hacen hincapié en el Plan “Argentina Trabaja”, que ya incluye a más de 150 mil cooperativistas, especialmente en el conurbano bonaerense. Este programa se complementa con la capacitación en oficios, los programas de terminalidad educativa, el apoyo a los emprendimientos de la economía popular y la puesta en marcha del “monotributo social”, que promueve la incorporación al mercado formal de aquellas personas en situación de vulnerabilidad.
“La asignación universal marcó un nuevo piso de ciudadanía. Los debates sobre la asistencia alimentaria y la transferencia de ingresos básicos a la familia han avanzado mucho. Es el tiempo de impulsar una nueva agenda social”, asegura ante la consulta de Debate, Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social bonaerense.
Dentro de esa perspectiva, traza algunos de los ejes prioritarios para la nueva etapa. En primer lugar, la masificación de las políticas de vivienda y la creación de un banco social de tierras, especialmente para quienes aún no tienen acceso a los servicios básicos. En segundo término, la consolidación de una amplia red de tutorías para los jóvenes que no estudian ni trabajan. También, el fortalecimiento de los sistemas de créditos sin garantías bancarias, sea para el acceso o la ampliación de la vivienda, o la modernización de sus herramientas de trabajo.
“Todos estos ejes están atravesados por los niveles de desigualdad, que son fuente de tensión y de violencia en la medida en que crean privación relativa. Es decir, generan una brecha entre las expectativas de consumo y los ingresos reales. Para modificar esa situación, hacen falta instrumentos económicos estructurales, que tienen como núcleo los procesos de reforma impositiva”, concluye Arroyo.

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